lunes, 29 de julio de 2013

Karita Mattila y la magia del canto de cámaraLa soprano finlandesa, junto al pianista Martin Katz, hará una suerte de visita guiada por la música vocal del romanticismo

Por: Pablo Kohan


No hacen falta estadísticas puntuales ni confirmaciones de exactitudes irrebatibles para ratificar que, en general, los públicos, mayoritariamente prefieren los conciertos sinfónicos a los de cámara o la ópera a los recitales vocales. Sin embargo, quienes asisten a una buena presentación en la que participa un grupo reducido de instrumentistas puede satisfacer, y ampliamente, a las almas más exigentes que se conforman y regodean con los detalles, la buena música y esa intimidad que se genera entre un ensamble de cámara y quienes se reúnen para verlos y escucharlos. 
Esta noche, y la del miércoles, en el Colón, es de prever que pueda generarse unos de esos momentos mágicos en los que una cantante, sola, con un piano, produzca un maravilloso recital de cámara. Ni más ni menos que Karita Mattila, la maravillosa soprano finlandesa, estará, para el abono del Mozarteum, junto a Martin Katz.
Con el canto vocal de cámara, a diferencia de cualquier otro recital instrumental del mismo calibre, siempre se suscita la duda sobre el repertorio que se ofrecerá. Para tríos, cuartetos o violín y piano, por ejemplo, hay una inmensa literatura escrita para elegir y tocar. Lo mismo con el repertorio de canciones, infinito, variadísimo e inabarcable por donde se lo mire. Pero los cantantes, en gran proporción, escogen también arias de ópera que, extrapoladas de su lugar de origen, podrían, supuestamente, perder alguna significación al ser trasladadas de su lugar de origen a un concierto de cámara. 
Esto, además del hecho de que la orquesta, potente y multitímbrica, es reemplazada por un piano. En realidad, ni bien ni mal, la decisión es tan lícita como no pecaminosa y todo pasa por el modo y la calidad de la interpretación. Desde innumerables placas discográficas o en programas radiales, nos hemos acostumbrado a escuchar arias, aisladas de las óperas a las que pertenecen, sin que nadie sufriera colapsos demasiado serios. Es una práctica largamente aceptada cuya resultante es que un aria deviene en canción. Y así transformada las similitudes entre una y otra son muchas. Tanto una canción como un aria narran una historia. Una, autosuficiente y completa en sí misma desde origen. La otra, también, aunque dentro de una epopeya más extensa. Pero si el canto y la expresividad fluyen y apuntan a la esencia, nadie saldrá dañado; más bien, todo lo contrario.
Karita Mattila, una soprano que acumula premios, condecoraciones y un reconocimiento internacional unánime, con una larguísima actividad operística en los mayores y más prestigiosos teatros del planeta y con una destacadísima trayectoria de recitalista, se ha centrado, para estos dos conciertos, en un repertorio de canciones románticas entre las cuales se interpolarán dos arias. El concierto arranca con cuatro canciones de Brahms, entre las que se encuentran la celebérrima Canción de cuna y la bellísima Del amor eterno , y continúa, en otro territorio y con otro estilo, con la poética de Henri Duparc, un refinadísimo compositor francés, valorado y recordado, precisamente, por sus canciones. Y para cerrar la primera parte, Mattila cantará "Sola, perduta, abbandonata", un aria de Manon Lescaut , la ópera de Puccini.
En la segunda, sólo nos encontraremos con dos compositores. Era lógico y previsible que en un recital de una soprano finlandesa hubiera música de Sibelius. Serán, apenas, tres canciones de un corpus muy extenso y tan digno como poco conocido. Y después, Mattila cantará la maravillosa "Canción de la luna" de la ópera Rusalka , de Dvorák, y, también del compositor bohemio, el ciclo completo de las Canciones Gitanas op. 55.
En definitiva, Karita Mattila hará una visita guiada por la música vocal del romanticismo cantando en alemán, francés, italiano, finés y checo. Y en función de su capacidad y su reconocido talento no es de imaginar que este recital sea apenas un paseo turístico por las beldades de una época, sino un verdadero acontecimiento musical, una vivencia de esas que sólo pueden aportar los recitales de cámara. Las condiciones están dadas. Es de esperar que así acontezca.

viernes, 26 de julio de 2013

Duilio Marzio: un actor versátil e indispensable para la escena nacional

Por: Susana Freire


Elegante, vital, lúcido, simpático y de buen humor. Así vivió Duilio Marzio y así se mantuvo hasta los últimos años de su vida, hasta su muerte, ocurrida ayer. Duilio Bruno Perruccio nació el 27 de noviembre de 1923, en Buenos Aires. No ocultaba su edad, por el contrario, se sentía satisfecho porque sabía que llevaba sus 89 años con el orgullo y la dignidad que le da el ser poseedor de una carrera ininterrumpida durante más de cincuenta años en teatro, cine y televisión.
Fue un actor muy convocado por cineastas de la talla de Fernando Ayala, Leopoldo Torre Nilsson, Luis Puenzo, Raúl de la Torre, Lautaro Murúa, Daniel Tinayre, Lucas Demare, Julio Saraceni, directores que tenían sus motivos para contarlo entre los elencos. Duilio Marzio era, como pocos, capaz de interpretar papeles de una variada gama. Podía ser el protagonista romántico de Ayer fue primavera, el político corrupto de El candidato, el antihéroe de Un guapo del 900 o el oportunista de Marta Ferrari , todos resueltos con la misma eficiencia. Hubo épocas en que llegó a filmar tres o cuatro producciones por año. Después de las década del 50 y 60, su actividad estuvo dedicada tanto al sector sindical como al estudio y la actuación.

DE LA FACULTAD AL ESCENARIO

Curiosamente, sus inicios estuvieron ligados a la música, actividad en la que comenzó en la década del 40, integrando la Jazz San Francisco con el nombre de Alan Warren. Mientras estudiaba derecho, el director Antonio Cunill Cabanellas dictó un curso en la facultad y fue suficiente para atraer a Marzio y también a Pepe Soriano, quienes integraron un elenco experimental universitario. Ésa fue la experiencia reveladora que lo hizo abandonar sus estudios para dedicarse a la actuación.
Comenzó en el cine con un pequeño papel en Fin de mes , de Enrique Cahen Salaberry; después Leopoldo Torre Nilsson lo convocó para Días de odio La Tigra. En 1955 filmó un episodio de El amor nunca muere , de Luis César Amadori. Luego, El jefe , por el que recibió un premio como mejor actor de reparto, al dar vida a un personaje que se enfrentaba al líder, y El candidato , ambos de Fernando Ayala. En 1958, trabajó en En la ardiente oscuridad , de Daniel Tinayre, una producción que exponía el mundo de los no videntes, y en 1959, en La caída , de Leopoldo Torre Nilsson sobre la novela de Beatriz Guido. También participó de Paula cautiva (1963), de Fernando Ayala, y en Italia filmó La espada de Ivanhoe , que no llegó a estrenarse.
Además actuó en Sinfonía de juventud (1955), Surcos en el mar (1956), Edad difícil (1956), Sábado a la noche, cine (1960), Plaza Huincul (Pozo uno) (1960), Huis Clos (A puerta cerrada) (1962),Primero yo (1964), Extraña ternura (1964), La Raulito (1975), Pobre mariposa (1986).
Entre 1964 y 1968, se dedicó a la actividad gremial al dirigir la Asociación Argentina de Actores.
A principios de la década del setenta viajó a los Estados Unidos, donde estudió con Lee Strasberg y realizó giras por las universidades con espectáculos unipersonales.
En teatro participó en 1956 en La gata sobre el tejado de zinc caliente , de Tennessee Williams, de la cual recuerda una anécdota: "Para mí fue el papel consagratorio. La hice con Francisco Petrone, que volvía del exilio. Inda Ledesma estaba seleccionada para el papel de Maggie. Cuando Petrone me vio, me dijo que tenía el físico para el papel. A los cinco días me llamó y me dijo muy campechano: «Duilio, usted sabe que yo estuve mucho tiempo afuera, no conozco a mucha gente, pero me dicen que usted es una figurita de cine, que es mal actor, así que si quiere hacer una prueba?». Yo acepté, hice la prueba y me gané el papel. Ésa fue mi introducción a la cosa seria del teatro y del cine".
Otra de las obras que marcaron su actuación fue Equus , dirigida por Cecilio Madanes, que se estrenó en 1976, en el Ateneo. "Fue la primera producción de Carlitos Rottenberg -recordaba con entusiasmo-. Tuvimos que dar examen ante cinco generales y cinco brigadieres para ver si podíamos hacer la obra. En el elenco estaba Miguel Ángel Solá y fue un descubrimiento para el público." También actuó en Gigí , con Susana Freyre; La real cacería del sol , dirigido por Lautaro Murúa; Beckett , con Lautaro Murúa y Norma Aleandro; La escalera, Mi adorado embustero, Trampa para un hombre solo, Trampa mortal, Plaza Suite, El proceso de Mary Duggan, Un domingo en Nueva York, Indiscreta, Al fin y al cabo es mi vida, Aplausos, La visita de la anciana dama, Luz de gas.
Después de un largo paréntesis regresó con la obra Borges y Perón , de Enrique Estrázulas, trabajo que lo hizo acreedor a los premios María Guerrero, Trinidad Guevara, Florencio Sánchez y ACE al mejor actor dramático de 1998.
En 2006 actuó en el film Las manos , de Alejandro Doria, y protagonizó la obra Ohio Impromptu , dirigida por Patricio Orozco para el Primer Festival Beckett Buenos Aires, que le valió la nominación a los premios ACE en la terna de mejor actor de teatro off. Entre sus últimos trabajos figuran, en teatro, El último encuentro , con Hilda Bernard y Fernando Heredia, por el que recibió el premio ACE al mejor actor de 2009, y en la película Silencios , de Mercedes García Guevara.
Un pensamiento lo incentivaba: "Yo disfruto más ahora que antes. Cuando llega un libro que me atrae lo disfruto más. Soy más consciente del disfrute. Trabajar en lo que a uno le gusta es casi felicidad. Mientras no me falle la memoria, ésa es la condición sine qua non".
Sus restos serán velados hasta hoy, a las 13, en el Teatro Cervantes, Libertad y Córdoba.

jueves, 25 de julio de 2013

Mirada oscura al humor Con su obra Sistema garage, indaga en los orígenes de un profesor de actuación soberbio y ególatra

Por: Damián Dreizik


Algunos lo vieron por primera vez en los ochenta como integrante del dúo Los Melli, junto a Carlos Belloso, en el Parakultural. Desde entonces, Damián Dreizik recorrió 30 años con la escena, desde proyectos teatrales propios ( Nenucha, la envenenadora de Monserrat La Maña, Negra Matinée, Groenlandia ); películas ( Sólo por hoy, Rapado, ¿Sabés nadar? ,Pájaros Volando, como guionista) y televisión (Delicatessen, Disputas, Masculino Femenino ).
Por estos días sube a escena en el Centro Cultural de la Cooperación para presentar Sistema arage, proyecto de su autoría, con dirección de Alfredo Allende, en la que interpreta al profesor de actuación Raúl Ricoletti. Se trata del personaje que debutó en Cómico Stand Up allá por 2003, y durante seis años participó como columnista en el programa radial Day Tripper , que el actor desempolva para indagar en nuevas facetas de su personalidad. Una comedia oscura, en la que no escasea el humor delirante y el absurdo. Tampoco el patetismo.
"Hay algo ególatra en la figura del actor, del maestro, ciertos componentes que me resultaban interesantes para trabajar más allá de la radio. No quería hacer stand up ni un monólogo. Quería hacer algo teatral", desliza Dreizik, mientras engulle un tostado de jamón y queso, envuelto en una enorme bufanda de lana multicolor.
Así surgió la idea de esta precuela de Ricoletti, que indaga sobre los orígenes del personaje remontándose a su maestro, y aborda temas como el robo y tráfico de ideas en el arte o la evolución y la subjetividad del método artístico, sustentado en la figura paródica de un actor reconocible. "Un personaje pagado de sí mismo, ególatra, que no escucha, todo el tiempo habla de él y siempre es categórico. No para de dar cátedra y de mostrar medallas de no se sabe qué", lo describe.
Dreizik se dedica a la actuación desde los 17 años y, según advierte, hacer reír siempre le resultó algo natural. Sostiene que el humor es una mirada, una opinión y necesita tomar una distancia de la realidad. "Debe tener una sustancia, aunque sea un delirio. Y por eso, cada vez más, siento la necesidad de darle un marco teatral a lo que hago. Con esto quiero decir que haya un relato, que haya una narración. Que existan personajes, aunque sean absurdos. También me gusta mucho jugar con las palabras, los lugares comunes, el cuerpo, la gestualidad exacerbada", explica el actor, que también se dedica a dar clases de actuación.
Como un artesano que manufactura sus obras y luego las vende en pequeña escala, Dreizik se define como un actor que trabaja la comicidad. "La profesión del actor es muy inestable, de altibajos, y eso es muy desgastante, te quema un poco. No es lo mismo un actor a los 20 años, que a los 30 o a los 40. Por ahí sentís... ya parezco Ricoletti... que no vas a poder, que el laburo te va a vencer. Pero la verdad es que también tiene el plus del placer de hacer lo que te gusta. O más o menos lo que te gusta", reconoce. "El humor es una mirada lúcida que permite abrir muchas puertas que otros no, aunque, desgraciadamente, en todo el mundo está considerado como algo menor. ¡No hay Oscar para los humoristas! Para mí, el humor es necesario, sino sería insoportable la vida. Cada vez más."

UN EX MELLIEN FRASES

  • "El humor en la Argentina se ha expandido, lo cual no es ni malo ni bueno. Es como que ahora todo el mundo se cree gracioso."
  • "La verdad en la actuación es una verdad que uno se inventa, que uno se crea. Y más allá de que sea un delirio, necesitás creerte eso para que se arme el mundo. Sino, bueno, no se arma. Eso es el trabajo actoral."

miércoles, 24 de julio de 2013

  Trailers ‘Caníbal’, teaser tráiler de la película protagonizada por Antonio de la Torre

Por: Julio Vallejo


Manuel Martín Cuenca es uno de esos directores que no ha recibido el reconocimiento que se merece. Responsable de cintas tan interesantes como ‘La flaqueza del bolchevique’ o ‘Malas temporadas’, el almeriense consiguió despuntar con ‘La mitad de Óscar’, una película pequeña en producción, pero grande en logros. ‘Caníbal’ podría ser el espaldarazo definitivo a un realizador realmente personal.
Los presagios son muy buenos.  El guion, escrito por el propio Martín Cuenca y Alejandro Hernández tomando como base el relato corto homónimo del cubano Humberto Arenal, formó parte del Atelier de la Cinéfondation del Festival de Cannes y fue seleccionado por Cinemart, el mercado de proyectos del Festival de Rotterdam. Ahora, una vez terminado, el filme se presentará en el Festival de Toronto y formará parte de la Sección Oficial del Festival de San Sebastián.
La película sigue los pasos de un sastre que se dedica a matar mujeres. Sin embargo, su vida dará un vuelco cuando conozca Nina, la personificación de la inocencia.
El largometraje, que comenzó a gestarse hace tres años, es , en palabras de Martín Cuenca, “una historia de amor construida con la materia del mal. Una película de intriga y suspense que planteara un dilema moral”.
El caníbal del título está encarnado por Antonio de la Torre, un actor que vive su mejor momento después de su doble candidatura al Goya por las películas ‘Grupo 7′ e ‘Invasor’, y su participación en ‘Los amantes pasajeros’, el último filme de Pedro Almodóvar. El intérprete ya formó parte de la anterior película del cineasta andaluz, ‘La mitad de Óscar’, donde encarnaba a un taxista que acaba discutiendo con el protagonista.
El teaser de ‘Caníbal’ ya nos adelanta que estamos ante un largometraje diferente al de la mayoría de producciones españolas que veremos durante este 2013. En las imágenes vemos a un Antonio de la Torre, muy serio e inexpresivo. No hay diálogos de ningún tipo y el montaje aparece acompañado de la música de una saeta y los tambores de una procesión de Semana Santa.
 

Llega a RD "La viuda alegre" del siglo XX

Teatro, Cine & Televisión


Se pensaba que la belle epoque duraría para siempre… Y tal vez no fue así, pero se vivirá cien años después en nuestro país. Para la Sociedad ProArte Latinoamericana SPL es un honor producir por primera vez en español para República Dominicana, esta famosa opereta, que se presentará el 23 y 24 de agosto de los corrientes, en el Teatro Nacional.  

Mundialmente aclamada por un sofisticado público durante más de un siglo y bajo una producción general de Edgar Perez y SPL, de la mano de artistas nacionales e internacionales, esta historia de humor, amor e intrigas promete ser un plato fuerte exquisito para los amantes del teatro y sobre todo, de los espectáculos liricos de esta índole. La Orquesta Filarmónica Dominicana OFD, cantantes liricos, bailarines y actores, deslumbrarán junto a un fastuoso vestuario de época y espectacular escenografía, a todo el público asistente.

Inspiración: El desarrollo en todos los aspectos, el cese bélico y una sociedad sofisticada y alegre, dio notoriedad a la Europa del siglo XX. Inspirado en la burocracia social de esa época y las espectaculares fiestas, el músico austriaco Franz Lehar, compone las piezas musicales de la opereta La Viuda Alegre y con un guión de Leo Stain y Víctor León basado en la comedia; el humor y el amor le dan forma a esta historia de una rica y hermosa viuda que desea casarse de nuevo y su futuro esposo es tema de negociación por el principado; opereta que se convirtió en best seller de taquillas en toda Europa y América, desde su estreno en Viena en 1905.

lunes, 22 de julio de 2013

Una Alicia loca y divertida

Por: Néstor Tirri


Ficha técnica: Alicia en el país de las maravillas / Coreografía y adaptación del texto de Lewis Carroll: Alejandro Cervera / Música: Purcell, Lutoslawski, Haendel, Laurenz, Satie y otros / Relator: Roberto Carnaghi /Vestuario: Mini Zuccheri sobre originales de Horacio Pigozzi / Iluminación: Rubén Conde / Ballet del teatro colón dirección: Lidia Segni / Próximas funciones: martes 23, viernes 26 y domingo 28, a las 12. 

Nuestra opinión: excelente
Los espectáculos para niños bordean ciertos riesgos y exigen una actitud amplia en su concepción. Un riesgo frecuente es el de subestimar a los pequeños espectadores con una bufonada infantilista, mientras que es responsabilidad de los creadores no caer en el otro extremo, es decir, el didactismo excesivo o densidades más aptas para adultos. El equilibrio con que Alejandro Cervera logra con este renacimiento de la (presunta) fábula de Lewis Carroll es admirable: moviliza al Ballet del Colón con una exigencia digna de los clásicos del repertorio, pero articula un espectáculo ágil y divertido, accesible a públicos diversos y, sobre todo, propone códigos actuales.
Es que el mundo de Alicia, más allá del wonderland del título, es un descenso (literalmente: la niña cae al insondable pozo) al mundo onírico. Allí todo es posible, lo cual tienta a quien se disponga a llevar a la acción el relato literario, a la hipertrofia de la imaginación. Con esa tentación se las tiene que ver, por ejemplo, la versión cinematográfica de Tim Burton (presenta a la protagonista ya crecida, confrontada con otro orden).
Con mucho humor, la intervención de Roberto Carnaghi no es la de un simple relator, sino que se engancha con las acciones disparatadas que se viven en el "sueño" de Alicia; hasta ensaya algún paso de baile con los personajes que pululan en ese raro universo y no se priva de alzar a la despistada heroína, cuando es necesario. El veterano actor adopta una actitud de apariencia imparcial, pero cada tanto se contagia del estupor que sobrecoge a la niña que se aventura a dejar la seguridad del rígido hogar victoriano y se lanza al bosque tras un inocente conejo.
En cuanto a Alicia, la asignación de partes es inobjetable: Luciana Barrirero en el elenco de estreno y Natalia Pelayo en el segundo reparto. En este caso, hay que decir que ambas asumen el difícil personaje carrolliano con toques descollantes, tanto en la desconfianza de las miradas como en la reacción ante las arbitrariedades de La Reina de Corazones (Luciana juega con una ventaja: la semejanza fisonómica de su rostro con el de la Alicia de las ilustraciones clásicas del tradicional cuento es asombrosa).
En la elección de los pasajes musicales, el coreógrafo optó por un eclecticismo que, a sabiendas o no, conecta su adaptación con clásicos del repertorio académico. Así como en El lago de los cisnes o en La Bella Durmiente hay un acto en el que desfilan "delegaciones" de reinos exóticos que asisten a un baile convocado por un monarca, en esta adaptación se inserta un desfile de distintas etnias que da lugar al flamenco, a danzas árabes (con La Oruga) y una formidable milongueada.
A las acertadas caracterizaciones de las protagonistas (que se alternan a lo largo de las cuatro funciones), hay que sumar las de Dalmiro Artesiano (El Conejo), Paula Cassano (La Oruga), Fabricio Coppo (el Ave Principal, una suerte de pavo real) y el sólido Vagam Ambartsoumián en las ropas de la inefable y cruel Reina de Corazones, uno de los espléndidos trajes que diseñaron Horacio Pigozzi y Mini Zuccheri.
Que el texto de 1865 continúe desafiando los talentos de coreógrafos y adaptadores reafirma la genialidad de ese ambiguo matemático y fotógrafo de la era victoriana. Por último, un mérito más: hace tiempo que el Ballet Estable que dirige Lidia Segni (convocado en su casi totalidad para este planteo coreográfico) no se lanzaba con tanta espontaneidad y alegría, un placer que, sin duda, se proyecta en los espectadores. Y no sólo en los más chicos.

Los bebes también asisten al teatroA partir del Proyecto Upa, crecen las propuestas para niños muy chiquitos

Por: Helena Brillembourg


Un fenómeno se viene produciendo en el marco del teatro para niños. Algo que crece y evoluciona con el correr de los años: el teatro para bebes. Aquellos que presentan espectáculos para quienes a veces ni siquiera han dado sus primeros pasos afirman que esta tarea viene acompañada de una gran responsabilidad, ya que la mayoría de su público asiste al teatro por primera vez. Su objetivo es que los que descubren el teatro lo vean como una posibilidad de pasarla bien y que lo asocien como un lugar para emocionarse.
La oferta para estos espectáculos es muy amplia y durante las vacaciones de invierno se multiplica. LA NACION conversó con las creadoras de estas propuestas y todas coincidieron en que el teatro es uno, lo que varía son los recursos y el público. En el caso de los bebes, es muy genuino, ya que no disimulan lo que les gusta y lo que no. En algunas de estas obras los niños pueden circular libremente por la sala, mientras en otras se sientan junto a sus padres, pero ninguna dura más de 45 minutos y son para bebes entre 0 y 7 años.
Los pioneros son los creativos del Proyecto Upa, dirigido por Gabriela Hillar y que presenta sus obras en el Taller del Ángel. Patricia Palmer, directora de este teatro, actriz y también psicóloga, contó cómo comenzó todo: "Gabriela me presentó este proyecto hace 15 años. Ella tuvo la idea a partir de un espectáculo que vio en España y empezó a investigar con un equipo de profesionales sobre la estimulación de los sentidos del bebe a través de la luz y el tacto. Así nació Canciones a upa que ha sido un éxito impresionante y que sigue en cartelera, además de Danza a pa , A través del agua Circo a pa ". Afirma que ver a los bebes disfrutando de cada función es algo mágico. "Ellos se conectan de manera muy fuerte con lo que están viendo, se emocionan, aplauden, bailan, se ríen: es su primer contacto con el teatro, y que sea de esta manera es maravilloso. Los actores se mueven de manera bastante lenta, la luz es tenue, aunque no se apaga, lo que se quiere es que los niños despierten sus sentidos. Son números seguidos uno detrás de otro que tienen que ver con la estimulación. Hay telas, pelotitas, se les muestra lo que es la caída y el levantarse, los espejos para la sensación de reconocerse y construir una imagen. Nuestro teatro se acondiciona para ellos, las gradas son colchonetas y todo el escenario tiene chichoneras, así se pueden mover libremente, gateando y caminando sin ningún riesgo", concluyó.
Luciana Giordano ha dedicado toda su vida al teatro, a la dirección y producción, pero desde que fue madre aparecieron otras inquietudes y se dio cuenta de que había un vacío en el teatro para los nenes mas chiquitos. "Investigué sobre la estimulación temprana y la incorpore a una obra de teatro. Despacito asito es una obra armada con un tempo constante para que los chicos no pierdan la atención. Hay muchos elementos de estimulación que arman la trama. Mi propuesta tiene que ver con generar contenido desde cero, mi música es toda original". Ella insiste que presenta una obra teatral, no es igual que ir a un pelotero para jugar, es entretenimiento pero siempre respetando el espacio escénico. "Incorporo elementos nuevos, como el video arte, presento cosas simbólicas que llaman mucho la atención, no está tanto lo figurativo, que es para chicos más grandes, hay mucha música y estímulos visuales, color y aromas", explicó.
Para la maestra jardinera Alejandra Vera, quien también estudió actuación, su propuesta Ventanitas en oncierto nació de un proyecto que trabajó hace ya ocho años. "Observaba que los más pequeños quedaban fuera del espectáculo teatral, porque más allá de disfrutarlo se asustaban, ya que los estímulos no eran los adecuados a su edad, por esto empecé a investigar y así nació mi primera obra, Mamadera Concert que se modificó a lo largo de los años y hoy tiene forma definitiva como Ventanitas en oncierto y añade-. Es una propuesta de danza teatro, donde la danza tiene mucha importancia desde lo que cuenta el cuerpo de los actores, es una gran historia con historias chiquitas. Así el chico de 4 se involucra con la historia larga y el más pequeño tiene su atención en esa pequeña historia que comienza y se termina, cuido mucho los estímulos, el volumen de la música, el vestuario, los aromas, que todo sea agradable", concluyó.
Para la creadora del espectáculo de títeres Un tigre en el gallinero , Mariana Trajtenberg, los niños hoy tienen múltiples opciones para distraerse, pero cree que es muy importante enseñar desde pequeños que podemos conectarnos con otro de manera diferente. "Eso para mí es el hecho del teatro, es muy importante que descubran que en el teatro hay un lugar pasarla bien. Para los más pequeños se cuida mucho el tema de la estética, los títeres están hechos de gomaespuma, texturas blandas y suaves que parecen un peluche. En términos de estructura tiene muchas canciones, es casi un musical, los más chiquitos que no pueden seguir la historia se enganchan con las canciones, con la música, con la coreografía y con el movimiento", concluyó.

miércoles, 17 de julio de 2013

Luchar para conservar el pasado

Por: Susana Freire

La nueva ilusión / Libro: Guillermo Camblor / Intérpretes: Rubén Stella, Claribel Medina, Héctor Calori y Jessica Schultz / Escenografía: Alejandro Mateo / Vestuario: Silvia Picallo / Música: Alberto Quercia Lagos / Iluminación: Fermín González / Funciones: viernes, a las 20; sábados, a las 21 / Sala: Carlos Carella, B. Mitre 970 / Duración: 80 minutos.

Nuestra opinión: buena
El barrio va perdiendo su fisonomía frente a los nuevos perfiles que definen el progreso edilicio. Entre tantos bloques de colmenas humanas, aún perduran esas viejas construcciones que delatan con su presencia la existencia de un pasado añorado por las viejas generaciones.

De la misma manera, aquellos habitantes se van extinguiendo entre tanta ambición económica que desplaza las ancestrales tradiciones y las costumbres de los que nos precedieron. Algunos personajes que compartieron vivencias sociales y que, en realidad, definieron la calidad y el aspecto del barrio persisten hoy en día, pero ocultos entre tanto cemento: el verdulero, el carnicero, el quiosquero y tantos otros. Uno de ellos es el gallego del bar que sostenía la vigilia de los bohemios, los murmullos apasionados de las parejitas y las penurias de los amargados noctámbulos.
Manolo, un personaje de melancólica ternura, entra en esta categoría. Su padre fue el dueño del bar La Ilusión y ahora que es su herencia lucha por sostener ese emblema sostenido con el sudor y el trabajo de sus padres y que se ve amenazado por el remate y por las ambiciones de su hermana. Sabe que la época obliga a un cambio permanente, pero él se empecina en rescatar ese ámbito ya deteriorado e insertarlo en una nueva realidad que le resulta intimidante. Está dispuesto a perderlo todo menos la esperanza de sostener aquello que está inserto en sus raíces familiares. En esta lucha, Manolo está respaldado por la nostalgia de otros tiempos y por el sentimiento que despierta en una audiencia que también está dispuesta a defender los valores que nos han definido como porteños.
Ésta es la intención del autor que presenta una obra que, si bien temáticamente puede resultar algo añeja, por el lenguaje y por los diálogos la instala certeramente en la actualidad. Con mucha habilidad permite que los personajes se definan con precisión por sus propias palabras, la misma habilidad que demuestra el director para ir delineando en los actores las características de los personajes.
Rubén Stella aprovecha hasta el máximo, aun con pequeños detalles, todas las puntas dramáticas, sin caer en demagogias, para dar vida a Manolo, con una fuerte carga emotiva.
Claribel Medina, como Dolly, la hermana descarriada que vuelve a reclamar una parte de su herencia, cuando en realidad lo que pretende es recuperar todo el entorno afectivo, el mismo que un día lejano abandonó para "comerse" el mundo y terminó devorada.
Héctor Calori, por su parte, está muy convincente en el papel de Tony, el chanta e inescrupuloso que siempre trata de sacar ventaja en cada ocasión que se le presenta.
Jessica Schultz, por su parte, crea un personaje entrañable en el papel de una eterna enamorada que, después de un frustrado matrimonio y dos hijos, trata de sostener el sueño de ese muchachote que dejó de lado su propia vida para acompañar a sus padres hasta el último momento.
Finalmente, la escenografía, la iluminación y el vestuario responden elocuentemente a la descripción de los personajes y a la estética de la pieza.

martes, 16 de julio de 2013

Desde el sillón

Por: Mónica Berman


Ficha técnica: Desde el sillón / Libro y dirección: Emmanuel De Martino / Intérprete:Gabriela Bevacqua / Dirección musical: Martín Mazzón / Vestuario y escenografía: Sofía Rodríguez / Sala : Velma Café / Funciones: martes, a las 21 / Duración: 60 minutos /Nuestra opinión: buena.
El punto de partida parece ser un sillón y algún interrogante con respecto a la muerte, o tal vez, a su plataforma de largada: la vida. Todos sabemos cómo funcionan los discursos que acompañan a otros discursos, arman un camino para orientarnos, en principio, sin demasiada posibilidad de desvío. Una frase funciona como disparadora: "Si me muriera mañana, ¿hice todo lo que quería hacer?". Una vecina, con la que no ha tenido una especial relación, fallece y despierta la pregunta de Ana. Pregunta-excusa, podría decirse, para detenerse en un día de su vida e interrogarse sobre lo que está haciendo con ella. Pregunta que, por supuesto, tiene múltiples respuestas o ninguna, pero cuyo objetivo principal es dejar a Ana casi atornillada al sillón desde el cual buscará indagar en ese cuestionamiento existencial. Y a partir de allí, los pensamientos dispararán canciones y serán el lanzamiento del musical que es.
La propuesta es un unipersonal de Gabriela Bevaqua. Que ella esté en el escenario es indicio de garantía, no sólo para aquel que la vio en Mamma m !, sino también en Sádica ¿Quién rompe el silencio? Burlesque al cubo Calígula , entre otras. Sola en escena y desde un sillón, tal como anticipa el título, parece un lindo desafío. Es cierto que eso de "sola" es relativo, porque está rodeada (literalmente) de músicos. Los roles de dramaturgo y director recaen en la misma persona, Emmanuel De Martino, pero su trabajo no es parejo. Como dramaturgo hay ciertos hilos que quedan sueltos y sus recorridos son poco verosímiles, incluso para el género. Sin embargo, su trabajo de dirección (hay que recordar que son escasos los elementos con los que cuenta su personaje) aprovecha bien los recursos de la escena construida. Los objetos cobran protagonismo y van transformándose de una cosa en otra: una lámpara al costado del sillón será observada, manipulada, devenida micrófono, recuperará sus rasgos originales al "quemarle" la mano a Ana. 
Como el personaje está solo en escena, la interacción con su entorno y la animización o personificación de aquello que lo rodea, de acuerdo con el caso, enriquece el trabajo escénico para alejarlo del universo del recital y plantarlo en el mundo de lo teatral, mientras se interpretan canciones de Depeche Mode, The Beatles, Queen, David Bowie, Freddie Mercury, Amy Winehouse, Norah Jones, Alanis Morissette y algunas más. Siempre desde el sillón: sobre, detrás, a su lado.

Roberto Oswald: un "maestro" por derecho propio

Por: Pablo Gianera


La inesperada pérdida de Roberto Oswald depara no solamente la ausencia de un artista irrepetible, sino también la interrupción de toda una tradición que él mismo, con su profusa y lúcida tarea más de medio siglo, tan asociada al Teatro Colón, se había encargado de acuñar.
Que el hombre que ahora asociamos para siempre con los dramas musicales de Richard Wagner haya tenido su bautismo de fuego escenográfico con Claude Debussy puede sonar paradójico. La historia, que al régisseur le gustaba contar, es la siguiente: el mandato familiar le había impuesto los estudios de farmacia y bioquímica, pero hacía tiempo que la voluntad por la escena crecía en secreto, a escondidas. Un día, el dueño de la disquería en la que el joven Oswald compraba sus óperas, le sugirió, después de ver unos bocetos para puestas imaginarias, que viera a Juan Pedro Montero, entonces director del Colón. El debut se produjo con la puesta de Pelléas et Mélisande , que subió el 19 de junio de 1962. Su primera escenografía paraTristán e Isolda , la ópera que más amaba y de la que llegó hacer más de quince producciones, llegó en la temporada de 1963, con dirección musical de Ferdinand Leitner y régie de Ernst Poettgen, que fue quien lo alentó a asumir algún día la dirección teatral. Oswald se tomó su tiempo y dirigió su primera puesta en 1979. Desde entonces, y sobre todo a partir de su productivísima colaboración con el diseñador y vestuarista Aníbal Lápiz, la definición de "maestro", que suele reservarse para los músicos, le corresponde por derecho propio, y como tal, como maestro, era reconocido por colegas, cantantes y directores musicales.
Aunque brilló también con Verdi y Puccini (ahí está, en épocas cercanas, su recordada puesta deTurandot , en 2006, en el Luna Park, con el Colón recién cerrado), la imaginación visual de Oswald tuvo siempre una inequívoca afinidad con el universo de Wagner. Si algo definía sus puestas era la extrema estilización, pero era un tipo de estilización que, radicalizada, llegaba casi a la abstracción; una abstracción que por lo demás se ajustaba como un guante a la condición simbólica de los tiempos míticos wagnerianos. Lohengrin fue la primera obra que dirigió en el Colón -aquella de 1979, ya con Lápiz-, y fue también la última, en 2011; quienes la hayan visto habrán tenido una muestra de la pericia de Oswald también como iluminador, con la maravillosa transformación, durante el segundo acto, de la noche en día. Había hecho recientemente una puesta de Parsifalpara el Teatro Municipal de Santiago de Chile.
En una entrevista publicada en la nacion en 2002, Oswald contaba: "De todos los Tristanes hay un solo punto que mantuve siempre: la antorcha. Cuando ella la toma, las dos cadenas se abren, como diciendo: la dejamos en libertad de hacer lo que quiera, y entonces ella la apaga. Eso que es un hallazgo mío no se lo vi hacer a nadie. No lo copié y lo vi funcionar tan bien que fue pasando de versión en versión." Hay ahí una clave de su arte: la persecución del descubrimiento y de la invención en el interior de una permanencia.
La inesperada pérdida de Roberto Oswald depara no solamente la ausencia de un artista irrepetible, sino también la interrupción de toda una tradición que él mismo, con su profusa y lúcida tarea de más de medio siglo, tan asociada al Teatro Colón, se había encargado de acuñar.
Que el hombre que ahora asociamos para siempre con los dramas musicales de Richard Wagner haya tenido su bautismo de fuego escenográfico con Claude Debussy puede sonar paradójico. La historia, que al régisseur le gustaba contar, es la siguiente: el mandato familiar le había impuesto los estudios de farmacia y bioquímica, pero hacía tiempo que la voluntad por la escena crecía en secreto, a escondidas. Un día, el dueño de la disquería en la que el joven Oswald compraba sus óperas le sugirió, después de ver unos bocetos para puestas imaginarias, que viera a Juan Pedro Montero, entonces director del Colón. El debut se produjo con la puesta de Pelléas et Mélisande , que subió el 19 de junio de 1962. Su primera escenografía para Tristán e Isolda , la ópera que más amaba y de la que alcanzó a hacer más de quince producciones, llegó en la temporada de 1963, con dirección musical de Ferdinand Leitner y régie de Ernst Poettgen, que fue quien lo alentó a asumir algún día la dirección teatral. Oswald se tomó su tiempo y dirigió su primera puesta en 1979. Desde entonces, y sobre todo a partir de su productivísima colaboración con el diseñador y vestuarista Aníbal Lápiz, la definición de "maestro", que suele reservarse para los músicos, le corresponde por derecho propio, y como tal, como maestro, era reconocido por colegas, cantantes y directores musicales.
Aunque brilló también con Verdi y Puccini (ahí está, en épocas cercanas, su recordada puesta deTurandot , en 2006, en el Luna Park, con el Colón recién cerrado), la imaginación visual de Oswald tuvo siempre una inequívoca afinidad con el universo de Wagner. Si algo definía sus puestas era la extrema estilización, pero era un tipo de estilización que, radicalizada, llegaba casi a la abstracción; una abstracción que por lo demás se ajustaba como un guante a la condición simbólica de los tiempos míticos wagnerianos. Lohengrin fue la primera obra que dirigió en el Colón -aquella de 1979, ya con Lápiz-, y fue también la última, en 2011; quienes la hayan visto habrán tenido una muestra de la pericia de Oswald también como iluminador, con la maravillosa transformación, durante el segundo acto, de la noche en día. Había hecho recientemente una puesta de Parsifalpara el Teatro Municipal de Santiago de Chile.
En una entrevista publicada en la nacion en 2002, Oswald contaba: "De todos los Tristanes hay un solo punto que mantuve siempre: la antorcha. Cuando ella la toma, las dos cadenas se abren, como diciendo: la dejamos en libertad de hacer lo que quiera, y entonces ella la apaga. Eso que es un hallazgo mío no se lo vi hacer a nadie. No lo copié y lo vi funcionar tan bien que fue pasando de versión en versión". Hay ahí una clave de su arte: la persecución del descubrimiento y de la invención en el interior de una permanencia.

Rafaela: una ciudad muy teatral

Por: Carlos Pacheco


Rafaela es una pequeña y muy bonita ciudad agroindustrial santafecina, con aproximadamente cien mil habitantes, que hace nueve años decidió organizar un festival de teatro. La respuesta del público fue tan buena que, desde entonces, ese festival no sólo ha consolidado su actividad, sino que se ha instalado con fuerza en la grilla de encuentros escénicos de la Argentina.
Desde mañana, hasta el 21 de julio, la nueva edición promete ser un éxito. La venta de entradas comenzó el último sábado y la gente no dudó en hacer prolijamente una larga cola para comprar sus entradas. Algunos se fueron preparados con su silla plegable y el mate, dispuestos a conversar con otros, acerca de la conveniencia de obtener billetes para una u otra función.
Es que en esta temporada el festival "es más grande". Lo confirma Marcelo Allasino, secretario de Cultura del municipio desde hace dos años. Él creó este proyecto (cuando sólo era un teatrista muy talentoso, responsable además de una sala teatral: La Máscara) que, al cabo de todos estos años, ha visto crecer con mucha satisfacción.
"No hacemos una convocatoria abierta a la hora de definir la programación del festival -explica Allasino-. Aun así recibimos doscientos cincuenta propuestas de teatristas de diversas zonas del país. La selección ha sido muy ardua y el resultado es muy valioso. En seis días presentaremos 31 espectáculos. Hemos tratado de que la oferta sea muy variada. Tenemos un público muy heterogéneo y además queremos que el festival sea una herramienta muy inclusiva."
Las propuestas llegarán de ciudad de Córdoba, Villa Carlos Paz, Mendoza, Posadas, Mar Azul, Tigre, Rosario, Buenos Aires y este año hay una propuesta internacional que viene de Montevideo, Uruguay: Trinidad Guevara de Marianela Morena. A ellos se sumarán experiencias locales. Según lo previsto, se realizarán setenta funciones. Éstas se concretarán en Rafaela y también en localidades cercanas, donde el festival tendrá subsedes: Suardi, Ramona y Ataliva.
Como sucede anualmente, la grilla muestra una fuerte presencia de artistas porteños: Rafael Spregelburd ( Apátrida ), Emilio García Wehbi ( Agamenón. Volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo ), Virginia Innocenti ( Dijeron de mí ), Santiago Loza ( Todo verde La mujer puerca), Paula Marull ( Vuelve ), Cecilia Argüello ( Villa Argüello ), Bernardo Cappa ( La verdad ), Gabriel Chamé ( Othelo ), Walter Jacob y Agustín Mendilaharzu ( La edad de oro ), entre otros. "Tratamos de mostrar buena parte del mejor teatro del país y el público lo agradece muchísimo en cada edición -explica Allasino-. Este año hemos agregado un espacio más, una carpa de circo donde se presentarán experiencias de nuevo circo a precios muy accesibles. Nos interesa llevar el teatro a otros espacios, es una buena manera de integrar a otros espectadores. La experiencia demuestra que allí aparece un nuevo público que vive el fenómeno del teatro también con mucha pasión."
Como actividades paralelas, durante el festival se realizarán presentaciones de libros, charlas abiertas con algunos artistas, seminarios y las cotidianas mesas de devoluciones de los periodistas que conforman el Círculo de Críticos de las Artes Escénicas de la Argentina (Critea).

sábado, 13 de julio de 2013

Obras teatrales del mes de julio

Teatro, Cine & Televisión


Sala Carlos Piantini

Embajada Americana presenta Concierto para las Américas Harlem Gospel Choir

MIÉRCOLES 03 a las 8:30 p.m.

El Poder del Perdón - Fiesta del Espíritu Santo

MARTES 09, MIÉRCOLES 10 a las 6:30 p.m.

Musical Legally Blonde

Producción: José Rafael Reyes
JUEVES 18 (ensayo general con público a las 8:30 p.m.), VIERNES 19 a las 8:30 p.m., SÁBADO 20 a las 4:30 p.m. y 8:30 p.m., DOMINGO 21 a las 7:30 p.m.

Sala Ravelo - Obras Teatrales

Las Rosas de María Fonseca
Dirección : Jorge Gómez
Producción : Teatro Retabla
VIERNES 19 (ensayo general con público a las 8:30 p.m.), SÁBADO 20 a las 8:30 p.m., DOMINGO 21 a las 4:00 p.m., SÁBADO 27 a las 8:30 p.m., DOMINGO 28 a las 4:00 p.m. y a las 6:30 p.m.

Sala Aída Bonnelly de Díaz

Embajada Americana presenta Masterclass con el Coro Gospel (Con estudiantes)

MIÉRCOLES 03 a las 2:00 a 5:00 p.m.

Recital de Piano de la Academia de Farida Diná

SÁBADO 06 a las 8:00 p.m.

Homenaje al Maestro Alemán Gunther Herzfeld, Lanzamiento de 5to. CD del Ania Paz Jazz Ensamble

JUEVES 25 a las 8:30 p.m.

Conferencia El Peritaje Musical como medio de prueba Judicial en el Derecho de Autor Dominicano por Armando Olivero

MARTES 30 a las 7:00 p.m.

PROGRAMACIÓN SUJETA A CAMBIO SIN PREVIO AVISO

HORARIO DE LA BOLETERÍA : De Lunes a Viernes: 9:30 a.m. a 6:30 p.m. Sábados y Domingos: si hay función en la Sala Carlos Piantini, de 10:00 a.m. a 8:15 p.m. si hay función en las Salas Ravelo o de la Cultura, de 2:30 a 8:15 p.m.
La BOLETERÍA cierra 15 minutos antes de la hora de inicio de la presentación
Información: 809-687-3191, ext. 221
od.ten.letedoc@ortaet
Las puertas del Teatro serán cerradas a la hora de inicio de la función. Llegue temprano y disfrute del agradable ambiente de nuestro BarTeatro.
¡LA PUNTUALIDAD NOS BENEFICIA A TODOS !