martes, 17 de diciembre de 2013

Scorsese: "Quiero hacer películas que digan algo"

Teatro, Cine & Televisión


No es exactamente el caso de Martin Scorsese, que, a pesar de todos los problemas enfrentados a lo largo de 50 años de carrera, demuestra todavía un entusiasmo genuino por la idea de hacer cine, aunque tenga que buscarlo fuera de los límites de Hollywood.

"Quedo estupefacto cada vez que veo trabajos que me hacen pensar y sentir de manera diferente", confesó a O Globo el realizador de 71 años, durante una breve pausa de sus funciones como presidente del jurado del Festival de Marrakech.

"Continúo encontrando esas películas alrededor del mundo, que fascinan por la forma en que están hechas, por la historia que cuentan y por el modo cómo las cuentan. Ese tipo de cine puede llegar por plataformas diferentes, pero no va a morir, y es esa perspectiva lo que me hace seguir adelante".

Trayectoria

Responsable de títulos que ayudaron a oxigenar el cine estadounidense de los años setenta como Taxi driver (1976), Scorsese agrega algunos ingredientes a la fórmula de la longevidad profesional: identificación con el material y con la gente con la que trabaja. A lo largo de las décadas, el cineasta neoyorquino ha conseguido colaboradores fieles, como el actor Robert De Niro, la editora Thelma Schoonmaker y, más recientemente, Leonardo DiCaprio, con quien hizo cinco películas en los últimos doce años. La última de ellas, El lobo de Wall Street, se estrena el próximo 25 de diciembre en los Estados Unidos.

"Tuve suerte con Leo", reconoce Scorsese. "Tenemos visiones parecidas sobre el cine, y descubrimos esas afinidades a lo largo de los años. Asume riesgos, no le teme a nada. A pesar de pertenecer a generaciones y contextos diferentes (él creció en Los Angeles, yo en Manhattan), tenemos sensibilidades semejantes, queremos hacer películas que digan algo. 

Decidimos los proyectos en conjunto: yo elegí Pandillas de Nueva York (2002), Los infiltrados (2006) y La isla siniestra (2010); él eligió El aviador (2004) y El lobo de Wall Street.

Basado en la autobiografía de Jordan Belfort, El lobo de Wall Street describe el ascenso y caída de su autor, un excorredor de la Bolsa de Valores que acabó en prisión por fraude, corrupción y lavado de dinero, en los años noventa. Coproducidoy protagonizado por DiCaprio, el film es drama de época ambientado en escritorios de corredores y bancos de una Nueva York anterior a la crisis financiera mundial, cuando banqueros y grandes corporaciones eran todavía los héroes de la economía de mercado en proceso de globalización.

El paisaje, la época y las ropas pueden ser diferentes, pero Scorsese dice que El lobo de Wall Street está íntimamente ligado a otras películas suyas como El toro salvaje (1980), Buenos muchachos (1990), y Casino (1995).

"Todas tienen por lo menos una cosa en común: son historias sobre confianza y traición, responsabilidad e irresponsabilidad, contradicciones que hacen lo que somos como seres humanos", analiza el director, que junto a colegas como Francis Ford Coppola (La conversación, 1974) y George Lucas (American Graffitti, 1973), reescribió la historia del cine independiente americano a partir de los años sesenta. Otro rasgo, que suele pasar desapercibido, también está en El lobo de Wall Street el humor. Está ahí, de una forma más amarga, pero está.

La nueva película llega a los cines estadounidenses adentro del cronograma de la carrera del Oscar 2014, pero el premio de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood dejó de ser una preocupación para Scorsese hace mucho tiempo.

"Cuando Taxi driver fue candidata a mejor película pero yo y el libretista Paul Schrader no, me pareció admirable que una producción tan modesta hubiese llegado hasta allí. Después que El toro salvaje compitió pero no ganó, pensé que debía agradecer que la película hubiera sido hecha y vista. Pensaba que sería mi última película, tan complicado estaba el mercado", cuenta Scorsese, que recibió su primer Oscar como director, luego de varias tentativas, en 2007, por Los infiltrados. "Hoy existen muchos premios en el mundo, el valor del Oscar no es actualmente tan significativo".

La irregularidad en taquilla de los films de Scorsese nunca afectó su prestigio como creador y esteta. Los proyectos, en diferentes funciones y medios, continúan acumulándose sobre su mesa. El mes pasado, cuando todavía daba los últimos retoques a El lobo de Wall Street, fue invitado nuevamente a dirigir el anuncio de un perfume para la marca Dolce & Gabbana, con Scarlett Johansson y Matthew McConaughey, aunque sostiene que los comerciales que hacen "nunca han vendido nada".

También produjo un policial para el director Nick Sandow (The Wannabe) y un documental para Steve James (Life Itself), al tiempo que sigue esperando conseguir financiamiento para Silence, un drama histórico sobre la persecución a los cristianos en el Japón del siglo XVII.

Televisión

Pero la actual niña de los ojos del director es, entre tanto, la serie de TV Boardwalk Empire, que está en su cuarta temporada. El programa, protagonizado por Steve Buscemi, que ya ganó varios Globo de Oro y Emmy, transcurre en la ciudad de Atlantic City en tiempos de la Ley Seca, los años veinte. Scorsese dirigió el episodio piloto y acompaña, como productor, el desarrollo de la serie creada por Terence Winter, quien tiene entre sus créditos a Los Soprano. Scorsese no amplía sus dominios en la televisión solamente por falta de tiempo, porque es ahí, cree, donde hay hoy más libertad de creación.

"Lo que queríamos hacer en los años setenta en California está siendo hecho hoy en la TV. El verdadero cine norteamericano está ahí", asegura. "Muchos directores maravillosos ya han adherido a la televisión, como Paul Thomas Anderson, Alexander Payne, Wes Anderson y David Fincher, y están haciendo muy buenos trabajos. Lo que importa, en definitiva, es la libertad que tengamos para trabajar, y hoy encuentro eso más en la televisión que en el cine.

Globo de Oro con paradojas

El hecho de que Martin Scorsese no figure entre los candidatos al Globo de Oro por El lobo de Wall Street ha llamado la atención de más de un periodista que ha descrito al film como "un clásico instantáneo". El film compite empero en otros rubros: mejor musical o comedia, mejor actor (Leo DiCaprio, a quien probablemente posterguen una vez más ante cualquier otro que se cruce en su camino). Scorsese ha dicho que no le importa, y Leo piensa seguramente lo mismo. Ambos están acostumbrados a que los ninguneen.

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