lunes, 7 de octubre de 2013

El espectador goza de la variedad que promueve la época dorada de la TV

Por: Jomi Santelises


En un momento en que la televisión atraviesa una "época dorada", fruto de la variedad y calidad de la oferta de contenidos, una sola persona goza realmente de los beneficios de esta fase, ajena a la lucha por la supervivencia entre los canales de distribución: el espectador.

La audiencia, cada vez más compleja y fragmentada, impone con sus hábitos de consumo nuevos condicionantes en una industria que todavía debe aprender a monetizar las posibilidades derivadas de las nuevas tecnologías, las redes sociales y los canales digitales.

"En ese credo del consumidor de 'no voy a esperar', hay un cierto chantaje: 'Si no me vas a dar lo que quiero, voy a encontrar otra manera de conseguirlo'", afirmó hoy el autor Jef Ulin, uno de los expertos congregados en la feria de contenidos audiovisuales MIPCOM, inaugurada este lunes en la localidad francesa de Cannes.

No hay dudas de que la migración de grandes nombres del cine a la televisión, como Steven Spielberg o Ridley Scott, así como la incursión de nuevos canales como Netflix, ha elevado tanto la oferta como la calidad, pero esta buena coyuntura no está exenta de claroscuros.

"La gente está gastando mucho dinero para hacerse un nombre, pero está pagando de más. No todo el mundo puede permitírselo. Deberá llegar un equilibrio y una consolidación", añade el neozelandés, para quien tanto la televisión de pago como la gratuita son dos de las posibles víctimas de esta lucha "irracional" en busca de la audiencia.

Para la directora ejecutiva de la productora y distribuidora Freemantlemedia, Cecile Frot-Coutaz, "en un mundo ideal", esa multiplicación de plataformas debería conseguir que quienes sobrevivan a la misma acaben siendo más competitivos.

"Nadie tiene una bola de cristal. Tienes que tener un negocio que puede superar el equivocarte", indicó en uno de los muchos paneles que durante cuatro días van a analizar las tendencias de la industria y sus desafíos.

Los expertos coinciden en que esta "época dorada", en la que series como "House of cards" compiten al mismo nivel que otras como "Mad men", no habría sido posible sin tantos canales, pero esa constatación no esconde que sea difícil sacarle rentabilidad ahora que el público ve el acceso al contenido como un derecho gratuito.

"El individuo tiene hoy más poder que nunca", apuntó Roy Price, director de Amazon Studios, compañía que en abril del año pasado se lanzó a la arena con contenido propio, y que para este otoño prepara ya la salida de series como "Transparent" o "Alpha House".

Crear nuevos contenidos, colaborar con otras entidades para lanzarlo y hacerlo público es actualmente, a su juicio, "más fácil y barato que antes", y los productos que acaban sobreviviendo son, en su opinión, "los que rompen las reglas".

"¿Qué pasaría si en vez de producir 25 (episodios) piloto al año en el futuro pudiéramos sacar 25.000?", se pregunta optimista, con la seguridad de que en la actualidad, con las nuevas reglas de juego, "ya no importa realmente que la gente tenga que ver algo el primer día, o que lo vea en el quinto o en el treinta".

Controlar las preferencias y hábitos de la gente, cuando plataformas como Netflix hacen ya posible ver una serie completa del tirón, es un rompecabezas que debe descifrarse con cuidado y sin simplificaciones.

Pese la popularidad de series como "Breaking Bad" y "Downton Abbey", según Price, hay que evitar caer en conclusiones rápidas como "deberíamos hacer una serie sobre aristócratas que viven en Surrey y que también son traficantes de metanfetaminas".

Por eso, mientras la industria debate los entresijos de un mercado en cambio, el máximo beneficiado de ese combate descarnado por la supervivencia y la creatividad sigue siendo el espectador, cuyo reino, con esta diversificación tradicional y digital, no ha hecho sino aumentar.

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