jueves, 25 de julio de 2013

Mirada oscura al humor Con su obra Sistema garage, indaga en los orígenes de un profesor de actuación soberbio y ególatra

Por: Damián Dreizik


Algunos lo vieron por primera vez en los ochenta como integrante del dúo Los Melli, junto a Carlos Belloso, en el Parakultural. Desde entonces, Damián Dreizik recorrió 30 años con la escena, desde proyectos teatrales propios ( Nenucha, la envenenadora de Monserrat La Maña, Negra Matinée, Groenlandia ); películas ( Sólo por hoy, Rapado, ¿Sabés nadar? ,Pájaros Volando, como guionista) y televisión (Delicatessen, Disputas, Masculino Femenino ).
Por estos días sube a escena en el Centro Cultural de la Cooperación para presentar Sistema arage, proyecto de su autoría, con dirección de Alfredo Allende, en la que interpreta al profesor de actuación Raúl Ricoletti. Se trata del personaje que debutó en Cómico Stand Up allá por 2003, y durante seis años participó como columnista en el programa radial Day Tripper , que el actor desempolva para indagar en nuevas facetas de su personalidad. Una comedia oscura, en la que no escasea el humor delirante y el absurdo. Tampoco el patetismo.
"Hay algo ególatra en la figura del actor, del maestro, ciertos componentes que me resultaban interesantes para trabajar más allá de la radio. No quería hacer stand up ni un monólogo. Quería hacer algo teatral", desliza Dreizik, mientras engulle un tostado de jamón y queso, envuelto en una enorme bufanda de lana multicolor.
Así surgió la idea de esta precuela de Ricoletti, que indaga sobre los orígenes del personaje remontándose a su maestro, y aborda temas como el robo y tráfico de ideas en el arte o la evolución y la subjetividad del método artístico, sustentado en la figura paródica de un actor reconocible. "Un personaje pagado de sí mismo, ególatra, que no escucha, todo el tiempo habla de él y siempre es categórico. No para de dar cátedra y de mostrar medallas de no se sabe qué", lo describe.
Dreizik se dedica a la actuación desde los 17 años y, según advierte, hacer reír siempre le resultó algo natural. Sostiene que el humor es una mirada, una opinión y necesita tomar una distancia de la realidad. "Debe tener una sustancia, aunque sea un delirio. Y por eso, cada vez más, siento la necesidad de darle un marco teatral a lo que hago. Con esto quiero decir que haya un relato, que haya una narración. Que existan personajes, aunque sean absurdos. También me gusta mucho jugar con las palabras, los lugares comunes, el cuerpo, la gestualidad exacerbada", explica el actor, que también se dedica a dar clases de actuación.
Como un artesano que manufactura sus obras y luego las vende en pequeña escala, Dreizik se define como un actor que trabaja la comicidad. "La profesión del actor es muy inestable, de altibajos, y eso es muy desgastante, te quema un poco. No es lo mismo un actor a los 20 años, que a los 30 o a los 40. Por ahí sentís... ya parezco Ricoletti... que no vas a poder, que el laburo te va a vencer. Pero la verdad es que también tiene el plus del placer de hacer lo que te gusta. O más o menos lo que te gusta", reconoce. "El humor es una mirada lúcida que permite abrir muchas puertas que otros no, aunque, desgraciadamente, en todo el mundo está considerado como algo menor. ¡No hay Oscar para los humoristas! Para mí, el humor es necesario, sino sería insoportable la vida. Cada vez más."

UN EX MELLIEN FRASES

  • "El humor en la Argentina se ha expandido, lo cual no es ni malo ni bueno. Es como que ahora todo el mundo se cree gracioso."
  • "La verdad en la actuación es una verdad que uno se inventa, que uno se crea. Y más allá de que sea un delirio, necesitás creerte eso para que se arme el mundo. Sino, bueno, no se arma. Eso es el trabajo actoral."

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