viernes, 5 de julio de 2013

Stravaganza: estados del Tiempo

Por: Alejandro Cruz


Ficha técnica: Stravaganza- Estados del Tiempo. / Con: Flavio Mendoza, Federico Molinari, Belén Pouchan, Adabel Guerrero y elenco / Coreografía y dirección general: Romina Propato y Mendoza/ Libro humorístico: Sergio Marcos / Vestuario: Walter Delgado y Mendoza /Iluminación: Ariel Ponce / Ecenografía: Emanuel Pérez / Idea: Flavio Mendoza / Duración: 150 minutos / Nuestra opinión: buena.
El espectáculo Strava ganza - Estados del tiempo parece ser fiel a la misma esencia de su creador: el platinado Flavio Mendoza. Flavio es el artista de circo que se pasó buena parte de su vida en carpas que iban de pueblo en pueblo y el que, años después, adquirió notoriedad a partir de sus trabajos coreográficos de espectáculos (neo)revisteriles. Flavio es también el personaje mediático, el de las discusiones a grabador abierto, el que lleva la impronta de los programas de Tinelli.
Algo de esos dos aspectos de su personalidad quedaban ya expuestos en su primer espectáculo. Esta vez, y luego de repetir una histórica convocatoria de público en la franja de teatro de verano, a su faceta mediática le bajó un poco el tono y también se liberó de esa difusa pretensión dramatúrgica que tenía su primer montaje.
Durante las casi dos horas de Estados del tiempo habrá una innumerable variedad de referencias visuales y sonoras, que van desde elementos que remitan a la presentación de Game of hron eshasta tenues pinceladas pop. Eso sí: todos los números grupales (lo más sólido de este complejo mecanismo escénico) está dominado por lo exuberante, lo grandilocuente, lo sinfónico.
En total son 48 artistas en escena contando a músicos, cantantes, bailarines, acróbatas y humoristas. En varios momentos trabajan en tres niveles distintos. En la sucesión de cuadros vendrán los que bailan malambo, y vendrán las piletas, y los acróbatas, y una versión (olvidable) de un tema de Los Beatles, y escenarios que se desplazan, y cuadros que tienen una muy buena ejecución por parte de cada uno de los bailarines, y aparecerán cuerpos que de tan perfectos parecen de cómics, y hasta nevará en el escenario (y en la platea). En esa sucesión de momentos es cuando Estados del tiempo se expande.
Desde el punto de vista de su complejo engranaje escenotécnico parece tender un puente histórico con la época de esplendor de la revista porteña. Mucho más cercano en el tiempo, maneja la espectacularidad de montajes como Villa Villa o Fuerza B ruta . Claro que, a diferencia de estas dos últimas propuestas, Stravaganza es popular (como alguna vez lo fue el circo o la revista misma). Desde esa perspectiva, deja una indudable huella. Todo este enorme combo en constante movimiento convive con números humorísticos que, en general, se resuelven con mínimos elementos escénicos y que apelan a algunas rutinas que siguen pautas conocidas (simples chistes de doble sentido, referencias a artistas de la farándula) que poca concordancia interna tienen con el resto de la propuesta.
Puede suceder que quede la sensación de que son dos espectáculos distintos. O, quizá, cabe pensar que son los dos estados del tiempo de Flavio Mendoza como creador. Decididamente, me quedo con el primero. Es que a todo ese enorme andamiaje se le podrán hacer objeciones varias, pero alcanza situaciones de riesgo que el teatro comercial argentino pocas veces se anima a enfrentar.

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